Para los surrealistas la obra nace del automatismo puro, es decir, cualquier forma de expresión en la que la mente no ejerza ningún tipo de control. Se interezan además por el arte de los pueblos primitivos, el arte de los niños y de los dementes. Preferían los títulos largos, equívocos, misteriosos, lo que significa que importaba más el asunto que la propia realización
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